Medellín es una ciudad fragmentada porque mezcla lo tradicional con lo moderno, en su ligera necesidad de industrializarse y modernizarse la ciudad ha olvidado los diferentes procesos y pasos para llegar a ser una gran ciudad cosmopolita, de ahí el afán por construir nuevas edificaciones como bibliotecas, centros comerciales, parques y vías para parecerse a otras ciudades o sobresalir sobre otras.
Este cambio tan repentino en la ciudad ha llevado a que nazcan nuevas expresiones, costumbres, culturas y seres individuales que rechazan la imposición de un mismo estilo de vida como son los homosexuales, los graffiteros, los skins, los rockeros, los punkeros, los góticos, entre otros. Estos grupos culturales le han dado un nuevo significado a los espacios de la ciudad por ejemplo, las discotecas, los parques, los pubs y las calles se han convertido en los sitios de expresión y comunicación para estos individuos. Por consiguiente, muchos de los miedos que tienen los ciudadanos en torno al cambio y la transformación cultural producen como efecto la discriminación y la exclusión de algunos espacios que ofrece la ciudad, por ser los parches de los locos, los rayados, los diferentes. Por esta razón, surge una gran cantidad de guetos que terminan rechazándose y temiéndose entre sí mismos, porque cada uno marca su territorio a partir de la apropiación de los espacios. En consecuencia, la ciudad termina excluyéndose a sí misma convirtiéndose en un gran rompecabezas.

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